Explicación de la Falla municipal del Ayuntamiento
La falla municipal del Ayuntamiento de Valencia, diseñada por Pere Baenas en colaboración con Escif, ha suscitado opiniones encontradas entre los residentes de la ciudad.
Aunque algunos aprecian su mensaje cargado de simbolismo y llamado a la paz, otros expresan su descontento por la falta de elementos tradicionales y explicativos que caracterizan a las fallas.
Bajo el lema «Dos coloms, una branca» (Dos palomas, una rama), los autores de la falla buscan contrastar la paz y la guerra, transmitiendo la idea de un mundo en proceso de construcción, marcado por conflictos globales como los de Gaza o Ucrania.
Sin embargo, la ausencia de una terminación completa y de carteles explicativos dificulta la plena comprensión del mensaje, según señalan algunos críticos.
La pieza central de la falla, con una altura de 21 metros, ha representado un desafío logístico al ser trasladada desde el taller de Baenas en Gandía hasta el centro de la ciudad.
Acompañando a las imponentes figuras de las palomas, se encuentran escenas hiperrealistas que abordan diversos temas políticos, desde la dualidad del poder hasta la ironía como parte del lenguaje de las fallas.
Esta propuesta, que fusiona elementos clásicos y vanguardistas, también destaca por su compromiso con la sostenibilidad ambiental, marcando un precedente en el mundo de las fallas. En un año en el que Valencia ostenta el título de Capital Verde Europea, la obra subraya la importancia de las aves urbanas en el equilibrio ecológico y la salud de la ciudad.
En ellas se tratan diferentes temas bajo el marco de acercamiento dual presentado por la figura principal. Desde una reina de Prusia vestida de guerrillera, un pequeсo guiño a la dualidad entre poder y contrapoder, o un pato salvaje junto a un gran pato de goma, enfrentando ficción y realidad.
La ley de la gravedad, una manzana gigante, en ingles apple, le cayó a un chico que andaba distraído con su móvil: el progreso aplastado por una ley científica.
También encontramos a un muñeco de corcho que nos remite al gran fantasma de la película de los Cazafantasmas, parece simpático, pero es el malvado monstruo de la pantalla final, quizás quemarlo nos invite a pensar en nuevos materiales mas sostenibles para construir las fallas.
Uno de los aspectos más destacados de la falla es su inclusión de una escena rescatada de la pasada edición de La Meditadora, que nunca llegó a plantarse completamente debido a la pandemia de COVID-19.
Esta escena, que representa a migrantes subsaharianos saltando una valla, ha generado un debate sobre las consecuencias de los conflictos bélicos y ha sido interpretada como una potente declaración contra la violencia y la injusticia.
A pesar de las críticas y controversias, el artista defiende su obra como un llamado esperanzador a la paz en tiempos turbulentos, invitando a reflexionar sobre el equilibrio y la convivencia en un mundo marcado por la diversidad y los desafíos globales.